jueves, 5 de octubre de 2017

¿Dónde están los sumisos?

Desde que, hace dos años, decidiera explorar el campo poliamoroso como mujer dominante, llevo buscando al sumiso ideal que sea equiparable, o al menos se acerque, a mi esclavo, mi amor, con quien comparto mi vida.

Las estadísticas están a mi favor. De la gente que practicamos BDSM, el 90% de las mujeres son sumisas y solo el 10% somos dominantes. En cuanto a hombres, la proporción está más equiparada; vamos, fifty fifty, como suele decirse; así que, echando cuentas y, según leí en algún foro que mi cerebro ha olvidado a pesar de haber guardado la información, las mujeres dominantes cabemos, más o menos, a cuatro sumisos por cabeza. ¡Estupendo!

Pues no, oiga. O soy muy exigente o hay mucha cizaña entre el trigo, porque, tras todo este tiempo de búsqueda, ya he tirado la toalla.

He encontrado al típico vainilla voluntarioso al que le da un morbazo impresionante ser dominado pero está perdido. Y yo me ocuparía de él, de verdad, si tuviera el tiempo disponible suficiente. Iniciar a un vainilla conlleva un trabajo extra que, para mi desgracia, no me puedo permitir. Y lo he intentado, que conste.

También tenemos al baboso que te dice todo lo que quieres escuchar pero que se raja ante la primera orden, que no tiene más tema de conversación que el BDSM y ni siquiera llegas a vislumbrar cuáles son sus aficiones o en qué trabaja. De verdad, no son mala gente pero no son sumisos; son pajilleros morbosos.

Otro grupo son los falsos sumisos. De estos te encuentras tantos que podrías organizar un harem masculino, claro que tú serías la esclava de todos ellos, porque lo úncio que buscan es satisfacer sus propias fantasías y no se entregan, sino que exigen al Ama ser sometidos. Para eso existen un tipo de Amas, las Dominatrices, que por un módico precio te hacen lo que les ordenes.

Sé que existen sumisos auténticos, pero la mayoría viven asfixiados en la mazmorra, con una novia, una mujer, hijos, y son incapaces de echar cara y decirle al amor de su vida que lo que más desean es ser sometidos por ellas. Tienen miedo a perderlas y yo los entiendo y los respeto, pero siento mucho decir que no soy capaz de poner los cuernos a otra mujer, no si ella no lo sabe; así que, a pesar de haberme encontrado con algún espécimen digno de haber sido dominado, no me he visto con fuerzas de romper mis propios límites. No existe el consenso si una de las partes implicadas no sabe nada.

Así que, tras tanto buscar, decido renunciar a mi búsqueda. ¿Dónde os escondéis, sumisos míos? No los quiero guapos, ni con dinero, solo los quiero libres y obedientes. ¿Es tanto pedir?


Pero, por eso que dicen de que las cosas aparecen cuando no se buscan, un día cualquiera me encuentro con un "hola" en mi cuenta de Skype. Su nombre no lo reconozco. ¿Quién coño es este tío? Eso es lo primero que me pregunto, así que, ni corta ni perezosa, se lo pregunto: "Hola, ¿quién eres? Te tengo entre ms contactos pero ahora no recuerdo XD", a lo que el responde: "Jajajaja por eso te he hablado. A mi me ha pasado lo mismo". Joder, pues sí que estamos bien, es lo primero que se me ocurre. "Jajajajajajaja, pues nos quedaremos con la incógnita", le suelto. "Jajajajaja o no. Yo soy sumiso". Y yo lo flipo en colores. "Y yo Ama. Ya va cuadrando".

Y así empezó mi último descubrimiento por accidente. ¿Será buen sumiso? Pues ya os contaré, porque como sea el idóneo, y si no es un límite para él, me dedicaré a iros contando su adiestramiento, sus progresos y las experiencias reseñables como logros o superación de los límites que sean negociables, aunque pocos me ha puesto, cosa que me da mucho juego, la verdad, y, a la vez, mucha responsabilidad, porque tendré que ser yo misma quien los descubra, y no es nada fácil. Este es el momento de echarse a temblar o de agarrar la fusta con decisión y comerse el mundo. Y yo soy de las que siente como las primeras pero actúa como las segundas. ¿Quién dijo miedo?

miércoles, 4 de enero de 2017

Sobre Amas, amas financieras y dominatrices

Una vez me preguntaron cuánto cobraba. Sé que el pobre hombre lo hizo sin intención pero, si lo hubiera tenido al lado y no en internet, le habría cruzado la cara de un revés y le habría dicho que invita la casa.
Me temo que hay mucha desinformación al respecto y el hecho de que existan cada vez más dominadoras financieras por las redes me ha movido a abrir esta entrada con la principal intención de diferenciar las tres clases de mujeres dominantes que nos podemos encontrar.
Yo soy Ama, por vocación, porque me gusta, porque lo llevo en los genes y punto. En mi caso, no soy estrictamente monógama pero sí muy exigente con la elección de sumiso, por lo que a día de hoy, salvo mi marido que vive conmigo en una relación 24/7, solo ha habido una persona que ha dado el perfil y con quien tuve una relación a distancia de Dominación/sumisión (en adelante D/s) durante 8 meses. No hubo intercambio monetario, ni regalitos ni otro tributo que no fuera su total entrega a mí. Soy de las que considera que la voluntad es suficiente pago, tanto que incluso considero que, cuando un sumiso es obediente, soy yo quien le hace regalos (tampoco de tipo punible, sino fotos, premiarle acabando con su castidad, permitiendo que haga algo que no le suelo dejar hacer, cosas asi). En contrapartida, si no me satisface su comportamiento, tiene que pagar su error con castigos. No habría dinero en el mundo para sobornarme. Esa es, en resumen, mi filosofía.
Otra clase de mujeres dominantes son las dominatrices, profesionales del BDSM con sus tarifas fijas a la vista de cualquier cliente que quiera usar sus servicios. Se pueden comparar con prostitutas, con la diferencia de que, la mayoría, no se dejan penetrar. Si son expertas, te harán gozar y tendrás una sesión inolvidable, aunque algunos usuarios se sienten como en una función de teatro porque, en realidad, no suele ser una verdadera relación D/s; no obstante otros se sienten satisfechos con ellas. Cada cual tiene sus gustos y también depende mucho de lo buena profesional que uno se encuentre, claro.
Luego existe un tipo que anda a caballo entre una y otra opción: las llamadas dominantes financieras, #FinDom como suelen etiquetarse en las redes sociales. Su modo de proceder es como el de un Ama convencional con la diferencia de que, además de las duras pruebas que nosotras les hacemos pasar a nuestros sumisos, ellas miden su veneración en los ceros de la transferencia que reciben de sus sumisos. ¿Por qué lo hacen? Algunas imagino que lo harán por ganar dinero al igual que las dominatrices, pero imagino que a otras les provocará placer el hecho de exprimir la cuenta corriente de sus perros.
¿Cuál es la verdadera Ama? Esa es una pregunta a la que no puedo contestar. Yo pienso que mi filosofía es la correcta, la dominatriz dirá que de algo hay que vivir y el Ama financiera argumentará que, si un hombre está dispuesto a pagar para conseguir una mujer que lo someta, por qué no aprovechar la ocasión. Al fin y al cabo, el BDSM es, ante todo, sexo alternativo, ¿por qué no respetar las alternativas? Eso sí, siempre con honestidad y sin engaños. ¡Y a disfrutar se ha dicho!